¿Es posible ubicar un producto hortofrutícola entre el convencional y el ecológico?
Para satisfacer estas nuevas exigencias, Quality and Adviser, junto con la Universidad Politécnica de Valencia, ha desarrollado el programa BioDiversity Grow, adaptado a las necesidades de los nuevos consumidores y que opta por el aumento de la biodiversidad enfocado en el desarrollo sostenible, partiendo de la agricultura tradicional.
«Este programa pretende ser estratégico en el posicionamiento del mercado hortofrutícola español para poder competir con los mercados emergentes, con un nuevo producto que estaría englobado entre el convencional y el ecológico, ya que intenta mantener el rendimiento y la calidad del producto por una parte y disminuir progresivamente la utilización de fitosanitarios sobre la producción en un modelo seguro y totalmente posible de aplicar por los productores», explica Carlos Martínez Bisbal, de Quality and Adviser.
«Asesorado por expertos y basado en la agroecología, el programa ya está funcionando con unos resultados extraordinarios sobre 900 hectáreas ubicadas en la Comunidad Valenciana y Andalucía, donde se ha convertido en objeto de demanda de los consumidores y de los grandes distribuidores», afirma.
«Fundamentado en la Biodiversidad, BioD combina la producción de alimentos seguros con menor presencia de residuos químicos, junto con el respeto del medio ambiente y el entorno en el que se desarrollan las actividades de cultivo. Todo ello además se desarrolla manteniendo la calidad final del producto y la producción y con un modelo sostenible a largo plazo», señala Carlos Martínez.
Dichos principios se encuentran en concordancia con lo establecido en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la Asamblea General de la ONU.
La sistemática principal del programa BioDiversity Grow es promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y frenar la pérdida de la diversidad biológica. «La puesta en práctica del programa implica conocer el entorno en el que se desarrollan los cultivos y analizar cuáles son los elementos ya existentes en el medio, que pueden aportar mejoras en la producción cuando se conoce cómo potenciar sus efectos. De esta forma, se disminuye considerablemente el uso de insumos repercutiendo en el balance de gastos global», señala el representante de esta empresa.
El programa está conformado por un equipo multidisciplinar participado por Quality and Adviser y la Universidad Politécnica de Valencia, el cual se encarga de: realizar un análisis del contexto (ambiental, social, económico y normativo), un estudio de la flora y fauna autóctona, un análisis del manejo del suelo y prácticas agrícolas, una identificación de las infraestructuras ecológicas y una evaluación de la diversidad de la fauna beneficiosa.
Todos los agricultores adheridos al programa están ya certificados en GLOBALG.A.P y GRASP para asegurar que las buenas prácticas agrícolas y seguridad laboral se han considerado a priori.
El programa cuenta con un calendario de visitas que permite la tutoría continua de los agricultores otorgando a los mismos anualmente un certificado BIOD, fruto de los resultados de su evaluación sujeta a supervisiones, análisis de residuos, suelo, etc., realizados por los técnicos BIOD.
BIOD cuenta además con módulos específicos voluntarios que permiten al agricultor completar el modelo sostenible exigido por la Agenda 2030 tales como huella de carbono, huella hídrica, economía circular, seguridad alimentaria y sabor.
Principales diferencias del protocolo BIOD con los otros métodos productivos con mayor representación:
«El programa BIODiversity Grow combina el interés de cultivar productos de mayor calidad con el aprovechamiento de los recursos naturales propios de cada finca y entorno de forma responsable, evitando el uso innecesario de actividades culturales o productos químicos y aumentando la rentabilidad y transparencia del producto», concluye Carlos Martínez.