Los mangos, las papayas y otras frutas exóticas tienen que recorrer largas distancias para llegar a Europa, en ocasiones pasando seis semanas en el mar. Esto significa que no se recolectan maduras, y eso se nota en el sabor. Los especialistas en frutas exóticas, por tanto, prefieren que los mangos lleguen en avión. Sin embargo, el brote de coronavirus ha dejado en tierra a muchos aviones. Estas aeronaves –en especial los vuelos transcontinentales– suelen tener espacio para diez toneladas de productos en la bodega. Que haya menos aviones cruzando el océano supone que el espacio reservado para la carga es más caro. Ocurre también con otros países productores de Asia y África. Los importadores se pelean por el espacio en los aviones.

El brote de coronavirus ha duplicado los precios de los fletes aéreos», afirma Tiago de Wit, de Torres Tropical. «Las aerolíneas tienen espacio limitado y actualmente están priorizando los grandes volúmenes. Los pedidos más pequeños están al final de la cola. Por lo tanto, en Torres Tropical, decidimos importar algunos de nuestros productos exóticos en volúmenes más grandes de lo habitual, como el jengibre, los mangos y las limas brasileños. Para otros productos, principalmente los higos, estamos reduciendo nuestras importaciones de carga aérea».

Jengibre
Esos ajustes no solo se hicieron a los productos, sino también a las diferentes zonas de importación de Torres. «Así que, poco después de que el brote de coronavirus comenzara, decidimos dejar de importar jengibre de China. En su lugar, nos centramos en la importación de jengibre brasileño. En retrospectiva, fue la decisión correcta porque, en marzo, pudimos llenar un vacío en el mercado con nuestro jengibre transportado por aire. También fue una suerte que la temporada brasileña pudiera comenzar antes de lo habitual, gracias a que los agricultores pudieron cosechar jengibre de alta calidad».

El menor volumen de mercado en ultramar está creando una situación interesante, continúa Tiago. «Hay una gran escasez de mangos y limas debido a las medidas logísticas y de otro tipo tomadas en la lucha contra la propagación del coronavirus. Muchas empresas están esperando a ver qué pasa en el mercado».

«Si tienes que aumentar los volúmenes para conseguir espacio en los aviones, pero luego no puedes venderlos, corres un gran riesgo. El precio medio de los productos también se ha estancado en las últimas semanas. Y aunque eso es algo positivo para nosotros, los precios de coste, por supuesto, también han aumentado. El mercado sigue siendo incierto».

Limas
Según De Wit, la importación de grandes volúmenes de carga aérea y el incierto mercado hacen que el comercio de exóticos sea emocionante. «Hemos visto que el volumen de negocio de Torres ha disminuido un poco, debido al cierre del canal horeca. Sin embargo, hemos notado que la demanda de, por ejemplo, limas, sigue siendo bien absorbida por canales alternativos como los supermercados. Es interesante ver que, a medida que se acerca el verano, es más probable que la gente cocine en casa, lo que es bueno para nuestras ventas de productos exóticos».

Pronto llegará el buen tiempo, pero eso no significa que Tiago se esté durmiendo en los laureles. «Vemos oportunidades de venta para uno de nuestros principales productos, como son las limas brasileñas, este verano. Nosotros mismos producimos esas limas en Brasil. Por lo tanto, tenemos el control total de su calidad y ponemos mucho énfasis en el proyecto con, por ejemplo, Paco, nuestro loro. Es maravilloso ver esos coloridos pájaros volando alrededor de nuestras parcelas en Brasil».

«Tampoco hay problemas en cuanto al cultivo del producto, aunque hemos tomado medidas para frenar la propagación del virus. Sin embargo, hemos notado que muchos brasileños son extremadamente cautelosos. A diferencia de los Países Bajos y otros países europeos, no pueden confiar tanto en una red de protección social. Estuve en Brasil en marzo y las calles estaban vacías. Nadie se atrevía a salir», concluye Tiago.

Fuente: Fresh Plaza