Europa establece nuevos límites para el perclorato en algunas verduras y frutas
La Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria (EFSA) ha establecido nuevos límites para el perclorato en algunos alimentos a través del Reglamento (UE) 2020/685. Este compuesto derivado del cloro es un contaminante cuya ingesta a altos niveles podría afectar a la glándula tiroides, dificultando la absorción del yodo en nuestro organismo.
Tal y como explica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en una reciente publicación, el perclorato llega hasta los alimentos de dos maneras. Por un lado, su formación puede tener un origen natural, es decir, puede originarse en la atmósfera y acceder hasta las aguas subterráneas a través de las precipitaciones; sin embargo, lo más habitual es que este contaminante aparezca debido a la actividad humana, a través de los fertilizantes de nitrato utilizados en la agricultura, de residuos de la industria o de productos utilizados para la potabilización del agua.
La EFSA ha analizado en distintas ocasiones la presencia de este tóxico en frutas, verduras y hortalizas desde 2013. En 2014, el organismo concluyó que «la exposición alimentaria continuada a perclorato podría ser preocupante, especialmente para grandes consumidores de los grupos de edad más jóvenes de la población con deficiencia de yodo leve a moderada», indica la OCU. Además, los lactantes también podrían verse afectados a través de la ingesta de leche materna. Por ello, la Autoridad Europea ha decidido reducir (aún más) su presencia en los alimentos a través de un mayor control de los procesos de fertilización, limpieza y desinfección de productos e instalaciones agroalimentarias.
Como indica el Reglamento 2020/685, las frutas y hortalizas pueden tener un contenido máximo de perclorato de 0,5 mg/kg, excepto la col rizada y las frutas y verduras de la familia de las cucurbitáceas (melón, pepino o calabaza), cuyo límite es de 0,10 mg/kg.
La OCU recuerda la importancia de limpiar y lavar las hortalizas antes de consumirlas con el objetivo de eliminar los gérmenes y los restos de pesticidas y fertilizantes. «En casa para esa limpieza sirven algunos productos comunes como el bicarbonato, el vinagre o la lejía de uso alimentario, siempre que se use en la dosis justa, sin excederse», dice la organización. «Al final es importante que aclares bien las verduras bajo el grifo y las seques con papel de cocina o un paño limpio», finaliza.