IQF, ¿una solución viable para un futuro sostenible?

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Los océanos cada vez están más contaminados, los bajos niveles de agua subterránea han alcanzado mínimos históricos, los niveles de CO₂ aumentan en la atmósfera y, como si esto fuera poco, tenemos una emergencia climática llamando a la puerta. Por lo tanto, no debería extrañarnos que una de las tres principales tendencias de alimentación, en lo que a sostenibilidad se refiere, sea la reducción del desperdicio alimentario. Si nuestro propósito es abordar la seguridad alimentaria y mitigar el cambio climático, hay que tomarse en serio estos retos, según Svetlana Plotean, gerente de marketing de OctoFrost, fabricante de maquinaria IQF o congelación rápida de manera individual.

«De acuerdo con el Programa de la ONU para el Medio Ambiente, aproximadamente un tercio de los alimentos producidos en el mundo para el consumo humano cada año, unos 1.300 millones de toneladas, se pierde o desecha», explica Plotean. «Es un dato pasmoso teniendo en cuenta los cerca de 800 millones de personas con malnutrición en el mundo hoy en día, y las consecuencias devastadoras de una emergencia climática aparentemente imparable».

Si nos fijamos en los niveles de desperdicio de frutas y hortalizas, la situación es todavía peor, afirma Plotean. «En los países en vías de desarrollo, el 40% del desperdicio de alimentos se produce en las fases de poscosecha y procesamiento. Mientras, en los países más industrializados, más del 40% del desperdicio alimentario tiene lugar en las tiendas y en las casas de los consumidores. Si observamos las estadísticas de exportaciones de las economías en desarrollo a las desarrolladas, se presenta un panorama bastante aterrador.(https://www.foodbank.org.au/food-waste-facts-in-australia/)  

«Aquí, el desperdicio de frutas y hortalizas frescas se puede disparar hasta un 70 o incluso un 80% si lo computamos todo desde los campos hasta las cocinas de los consumidores. Según estudios nacionales europeos, las frutas y hortalizas frescas contribuyen con casi un 50% al desperdicio de alimentos generado por los hogares de la UE». (https://ec.europa.eu/jrc/en/news/eu-households-waste-over-17-billion-kg-fresh-fruit-and-vegetables-year)

Entonces ¿qué podemos hacer para parar este desastre de desperdicio de alimentos? De acuerdo con Plotean, una opción para los procesadores de alimentos sería valorizar los alimentos añadiendo valor a los subproductos y a los excedentes de producción, mientras que otra tendencia valiente ha sido comercializar las «frutas y verduras feas», es decir, los productos imperfectos.

«Estos pueden ser más pequeños, tener un color distinto o características inusuales de este estilo. También hay organizaciones que intentan sensibilizar sobre las fechas de expiración, sobre todo en la industria de los lácteos, para así reducir el desperdicio de alimentos. No obstante, los fabricantes de maquinarias también pueden aportar su granito de arena. Nosotros, en OctoFrost, creemos que la innovadora tecnología IQF podría utilizarse para abordar el problema del desperdicio alimentario en varios niveles».

Los productos IQF aportan ventajas, sobre todo en lo que a practicidad respecta. El hecho de que se pueda descongelar la cantidad exacta que se necesita supone que no haya que descongelar el paquete entero. Pero ¿el factor conveniencia es suficiente hoy en día? «Algunos expertos de la industria alimentaria aducirían que no. Parece que los consumidores se están volviendo más exigentes con la calidad, la estética y el valor nutricional de los productos. La innovación tecnológica puede desempeñar aquí un papel importante, en concreto si se puede conseguir que el producto congelado tenga tan buen aspecto como el fresco. Esto, combinado con la conservación de los nutrientes, supone un cambio en el comportamiento del consumidor», explica Plotean.

Hará alta mucho más que la tecnología IQF para hacer frente a todo el problema del desperdicio alimentario, pero Plotean opina que, sin lugar a dudas, la IQF puede ser un elemento importante para lidiar con este problema tan complicado. «Al disminuir el desperdicio doméstico gracias a la conveniencia de usar la cantidad exacta necesaria, la tecnología IQF puede incluso contribuir a la tendencia de valorizar los alimentos troceando y congelando los productos imperfectos o deformes. Además, resuelve la cuestión de la distribución alimentaria en regiones con abundancia de frutas y hortalizas frescas, donde se echan a perder en los campos grandes cantidades de productos frescos. Por último, pero no menos importante, la tecnología IQF puede estar en el centro de la creación de modelos de negocio sostenibles en comunidades con dificultades económicas donde puede cosecharse el producto».

«En general, los productos congelados de alta calidad son sin duda más frescos, más saludables, más prácticos y más sostenibles para el futuro de nuestro planeta. Los consumidores y las empresas deben cambiar –y cambiarán– el paradigma de cómo se producen y consumen los alimentos, puesto que no existe una solución única para el problema del desperdicio alimentario mundial. Como especie, tendremos que conjugar muchas ideas diferentes, innovadoras y valientes para tener una posibilidad de prevalecer», concluye Plotean.

Fuente: Freshplaza

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