Cuatro casos de bionegocios que ayudan a conservar la Amazonía peruana

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Comunidades indígenas de la provincia del Datem del Marañón cuentan con la oportunidad de mejorar sus medios de vida y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la deforestación.

Esto es resultado del proyecto “Construyendo Resiliencia en los Humedales de la Provincia Datem del Marañón, Perú”, implementado en el 2017 en beneficio de los pueblos indígenas Awajún, Achuar, Chapra, Kandozi, Kichwa, Wampis y Shawi, según informó la agencia Andina.

En esta nota se relatarán cuatro casos de de miembros de dichas comunidades, dedicados a bionegocios que protegen la integridad del Abanico del Pastaza.

El Abanico del Pastaza es un ecosistema de más de 3.8 millones de hectáreas, ubicado en la provincia del Datem del Marañón del departamento de Loreto. Representa el 3% del área boscosa amazónica del Perú y contiene el 40 % de las reservas de carbono retenido en el territorio peruano, que resultan muy importantes para enfrentar el cambio climático.

Conservación de tortugas

Balbina Sundi forma parte de la etnia Kandozi y es presidenta de la Asociación de Mujeres Productoras Charapi, integrada por 15 mujeres en el Datem del Marañón, quienes lideran la conservación de las tortugas taricaya a través de actividades de repoblamiento y venta de sus huevos.

“De esta manera, conservamos la especie, empoderamos a las mujeres amazónicas y disfrutamos del valor económico”, manifiesta.

Esta experiencia ha permitido el empoderamiento femenino amazónico y el liderazgo de sus propios bionegocios.

Conservación del aguaje

Segundo es un escalador de palmeras de aguaje que vive en la comunidad nativa Puerto Díaz, en el Datem del Marañón. Él se encarga del acopio del fruto de aguaje para que luego sea vendido a otras asociaciones.

“Soy capacitador en diferentes comunidades. Antes no se sabía cómo extraer el aguaje de las palmeras porque se talaban. Ahora, con la ayuda de un arnés podemos escalar los árboles y sacar los frutos sin afectar al bosque de palmeras. Tampoco se extrae todos los racimos porque esos frutos constituyen el alimento de las aves”, comenta.

Segundo destaca la importancia del manejo sostenible de los aguajales y refiere que, actualmente, hay 229.5 hectáreas bajo manejo en el Datem del Marañón. “El aguaje es una bendición para el ser humano y por eso estamos contribuyendo a su conservación”, enfatiza.

Aceite del fruto del aguaje

Ronel Pérez pertenece a la etnia Awajún de la comunidad nativa Chapis, cuyos habitantes han formado la Asociación de Productores de Ungurahui y Aguaje de Pueblos Indígenas del Sector Marañón (APUAPISEM), una asociación para implementar un bionegocio que extrae de forma sostenible el aceite del fruto del aguaje.

“Creemos que con el adecuado manejo del bosque podemos lograr un aprovechamiento sostenible de este fruto amazónico, en este caso obteniendo aceite en nuestra planta”, expresa.

Pescado fresco artesanal

Gunter Yandari y Guillermo Yumbato pertenecen a la etnia Kandozi y viven en la comunidad nativa Musa Karusha. Ellos son parte de la Asociación Katinbaschi, quienes se encargan de la comercialización de pescado fresco artesanal extraído del lago Rimachi.

“Nuestra asociación cuenta con 120 socios que tras la pesca diaria se traslada los peces a nuestra planta de hielo para la conservación en frío que opera gracias a la energía solar. Contamos con 120 paneles fotovoltaicos. De esta manera, podemos comercializar nuestra producción de pescado fresco y congelado en mercados de Tarapoto y Yurimaguas”, afirman.

La extracción de peces amazónicos respeta las poblaciones juveniles para no atentar contra supervivencia de la especie.

Con este mecanismo de aprovechamiento sostenible del recurso hidrobiológico amazónico se logra conservar el ecosistema, mientras que con los ingresos económicos obtenidos, la Asociación Katinbaschi contribuye a mejorar la calidad de vida de su comunidad.

Fuente: Agroforum

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