Este «plástico» biodegradable hecho de cáscaras de papa lleva solo 2 ingredientes: Almidón y agua

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¿Imaginas que se pueda hacer plástico a partir de desechos de papas? En Suecia, un joven ingeniero ha llevado esa idea a la práctica, consiguiendo con este proyecto al que nombró “Potato Plastic” llegar a la final del concurso internacional de diseño e ingeniería James Dyson. “El plástico de papa”, de base 100% biológica y, por lo tanto, completamente biodegradable, se está utilizando para producir cubiertos.

El plástico de papa

La contaminación producida por plástico es uno de los mayores problemas ambientales a los que el planeta se enfrenta. Este material tarda siglos en degradarse y un gran parte de él termina en las aguas de los océanos. Mucho influye en esta situación, la extendida modalidad de consumo de plásticos de un solo uso.

Con la mira puesta en aportar una solución, el diseñador industrial sueco Pontus Törnqvist desarrolló un plástico a partir del almidón de la papa y agua. Su característica principal es que, al estar compuesto de materiales naturales, es enteramente biodegradable lo que también implica que no se descompondrá en microplásticos como sí lo hacen otros bioplásticos que incluyen algún componente fósil.

¿Cómo se crea?

El desarrollo de materiales ecológicos alternativos al plástico ha ido creciendo en los últimos años. Desde el cáñamo a envases hecho con algas, el plástico en base a almidón de papa se perfila como una opción innovadora que destaca por su simpleza.

Es que para su fabricación solo son necesarios dos ingredientes: el ya mencionado almidón y agua. Combinados en cantidades específicas, se los calienta hasta que el líquido espese. Luego, se la coloco en moldes y se expone al calor para finalmente obtener una pieza sólida y compacta.

El resultado es un termoplástico que puede moldearse bajo compresión cuando está expuesto al calor o la humedad.
Otro punto a enfatizar de este material sustentable es su capacidad de descomponerse en nutrientes para el suelo en solo dos meses. Como indican desde “Potato Plastic”, después de usarlo se aconseja colocarlo en el compost pero si así no se hiciera y se arrojara a la basura, no provocaría daños.

Este proyecto nórdico tiene como objetivo reducir la huella de plástico de dos maneras: por un lado, brindando una solución tangible al producir un material compostable que responde a las normas de la economía circular. Por otro, siendo un canal de concientización respecto de cómo disminuir su utilización (en especial los de lo plásticos un solo uso) y así contribuir con el medio ambiente.

Fuente: Agroforum

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