La brecha de infraestructura de riego en el sector agropecuario
La disponibilidad hídrica del Perú es de 1 935 621 hm3, distribuida entre sus tres vertientes hídricas: Pacifico, Atlántico y Titicaca. Si bien nuestra oferta hídrica es superior a la de países vecinos del sur y el norte, la mayor parte se desperdicia por la baja capacidad de regulación que se atiende con la infraestructura actual.
Hoy nuestra capacidad de regulación es de 5 566 hm3 por año, en 77 grandes embalses que son equivalente apenas al 0.29 % de la oferta hídrica total. Esta cifra es muy baja si la comparamos con países como Chile (0.50 %), Ecuador (2.6 %) y México (47.5 %), según datos de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) al 2013.
Como resultado de esta baja capacidad de regulación, el 97 % de los productores en la costa usa el riego en sus cultivos, según la Enagro 2018, una realidad muy distinta a la de otras partes del país. Solo el 40.2 % y 23.2 % de los pequeños y medianos productores de la sierra, respectivamente, usa el riego en sus cultivos. Lo mismo aplica para el 1.7 % y 1.2 % de los pequeños y medianos productores de la selva, respectivamente. El resto de productores dependen de las lluvias.
Por otro lado, y según el Plan Nacional de Recursos Hídricos, la eficiencia del agua de riego es apenas del 35 %, es decir, existe un alto desperdicio de agua, debido, entre varias razones, a su deficiente aplicación a los predios y el mal estado de conservación de las redes de conducción y distribución. Más aún, solo el 12 % de los cultivos se riegan bajo sistemas de riego, mientras que el resto usa el riego por gravedad.
«La infraestructura de riego en el Perú se define en 55 237 kilómetros de canales evaluados, de los cuales solo el 15 % están revestidos.»
La estimación de la baja eficiencia se fundamentaría en la situación de la infraestructura de riego en el país, que ha sido definida en 55 237 kilómetros de canales evaluados, de los cuales solo el 15 % estaban revestidos. La modernización de los sistemas de riego requiere alcanzar la sostenibilidad financiera para el adecuado mantenimiento y la buena gestión de la infraestructura existente, según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri).
Ante esta baja capacidad de regulación, la productividad agrícola disminuye de forma considerable. Por eso, la Organización de las Naciones Unidas de la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que la producción agrícola puede aumentar de forma considerable si existen métodos económicamente efectivos para almacenar agua antes de las etapas críticas del cultivo y aplicarla en periodos con escasez de lluvias, a fin de mejorar la producción de alimentos.
Iniciativas para reducir la brecha
Para aumentar la capacidad de regulación hídrica en el Perú, recomiendo un par de actividades que deben ser impulsadas de manera agresiva con la participación de los pequeños productores y el sector privado:
- Fortalecer el Programa Nacional de Siembra y Cosecha de Agua. Esta acción apunta a la construcción de qochas, reservorios y minipresas, sobre todo en áreas de las comunidades altoandinas que necesitan el recurso hídrico para su agricultura. Estos pequeños embalses de agua deben ser acompañados por asistencia técnica para el desarrollo de nuevos cultivos y la incorporación de nuevas tecnologías, para incrementar la productividad de los pequeños agricultores. Asimismo, es necesario fomentar la creación de organizaciones de usuarios de agua, que se encarguen de su mantenimiento y distribución, y que se almacene para tener un uso equitativo del recurso.
- Impulsar la construcción de grandes embalses de represamiento de agua a nivel nacional. En la actualidad existe una cartera de más de S/ 12 000 millones en proyectos de grandes embalses para la ampliación de la frontera agrícola del país, que permitirá continuar con el crecimiento del sector. Es necesario destrabar Majes II, Chavimochic III, Ancascochas, Cazaderos, Chinecas, Chonta, Cunas, Iruro, Las Delicias, Río Grande Palpa, Tambo Caracocha, Vilavilani II, Vilcazan, Yanapuquio, Alto Piura y Puyango Tumbes, entre otros grandes proyectos de inversión para el agro.
¿Cómo llevarlas adelante?
El Midagri cuenta con siete unidades ejecutoras para la implementación de las inversiones en infraestructura hidráulica: cinco proyectos especiales y dos programas nacionales. Asimismo, posee una estructura que lo hace ineficiente en la implementación de las inversiones mencionadas.
Es importante señalar que el sector Agricultura y Riego ejecutó el 69.4 % de inversiones durante el periodo 2010-2019, una cifra significativamente menor con relación al promedio alcanzado a nivel del Gobierno nacional, que ascendió a 81.1 %. Los mismos resultados se constatan en los Gobiernos regionales y locales, con niveles de ejecución de 61 % y 58.8 %, respectivamente. Estas cifras fueron obtenidas de la Consulta amigable de ejecución de gasto del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
En consecuencia, primero deberá reducirse a dos unidades ejecutoras. Una tendrá carácter nacional y se encargará de ejecutar las grandes inversiones. Otra tendrá carácter descentralizado y transferirá recursos a los Gobiernos regionales y locales, además de brindarles asistencia técnica en la ejecución de este tipo de proyectos. El resto de unidades ejecutoras se fusionarían o eliminarían.
Al mismo tiempo, considero necesario crear una Dirección General de Inversión Privada en el sector agricultura, que impulse las asociaciones público-privadas y el uso de la herramienta obras por impuesto para la construcción de infraestructura de riego en el país.